
Pues eso mismo pasa con el sistema educativo, todo son buenas intenciones y discursos rimbombantes que nos dejan sin aliento, pero...
Afortunadamente (y para cambiar el tinte negro del discurso), tenemos a esos profesionales que sí tienen ideas, buenas ideas sustentadas en la parte más realista de su trabajo. Cada día nos cruzamos con ellos y no nos damos cuenta, son los que van cargados de bártulos por los pasillos de los centros, los que se acuerdan de sus alumnos cuando los ven por la calle y, de los que los alumnos se acordarán siempre. He pensado que al ser Navidad tenemos la excusa perfecta para traerlos a nuestra memoria y, aunque sea unos segundos, tengo la certeza de que más de uno/a habrá sonreído al hacerlo.
Gracias a los profesionales que aman su trabajo y que hacen posible que sus ideas cobren vida en las aulas.
¡Feliz Navidad!
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